Planteos. Todo lo que nos rodea son planteos. De qué hacemos con nuestro laburo. De por qué dejaste esa carrera interminable. De por qué los chicos que te importan simplemente desaparecen de tu vida en un abrir y cerrar de ojos. Que ya estás en edad de tener hijos o al menos en preocuparte en buscarte un posible compañero que te ayude.
Así, llena de un cuadro sinóptico de una materia que jamás llego a rendir, llegaron mis 29, una edad crítica. No son los tiernos 20 (y tantos también) en los que uno sueña con una lista interminable de metas y sueños. Pensamos que podemos llevarnos el mundo por adelante- incluyendo personas- corremos riesgos y no nos importa porque aún vivimos bajo el techo seguro de nuestros padres. Si salgo de noche o me quiero comprar algo con la tarjeta ellos estaban siempre para rescatarme. No, no son esos años dorados y aniñados.
Tampoco son los temibles 30. Sí chicas aceptémoslo! ( y algunos hombres también), edad bisagra en la que la que no se casa por civil, iglesia católica y algún que otro rito, lo hace por civil en una megafiesta. Y sino tenés la que elige el camino de la maternidad o decide empezar una nueva vida en alguna ciudad recóndita de Europa. Como en una mesa de dulces, hay de todos los gustos. Para los abstinentes o en proceso de dieta esto es una indigestión edulcorada de la vida misma.
Y en el medio estamos nosotros. Los que no sabemos qué hacer con nuestras vidas. Los que creemos que hay algo mejor allá afuera esperándonos. Despedimos la década de los 20 y pico. Aquella en la que emprendimos el verdadero YO de la personalidad. Dejamos atrás los miedos para comenzar a hacer lo que amamos. Elegimos. Sin imposiciones. Sin reglas de esta sociedad que como un "pajarito carpintero" te taladra la idea de que para hallar la FELICIDAD tenés que cumplir con la trilogía: PAREJA, HIJOS, VIAJE. No digo que es imposible, sólo que a veces las cosas que nos alegran el tiempo no están allí. Las podés encontrar en una merienda con amigas. Experimentando una obra de teatro o una película. Rescatando personas de tu pasado y que la nostalgia trae para construir tu presente. La FAMILIA, indispensable motor para activar las energías.
Los 29 no son, en mi opinión, una edad para inculparme nada. Son una nueva oportunidad de unir las piezas, encajarlas y encauzar mi camino junto a aquellos que son considerados mis AMIGOS y AMIGAS, mi gente más querida y por supuesto mi amada vocación.
RECALCULANDO A LOS 29!!!!