lunes, 6 de julio de 2015

Cosas raras hace el amor

Cosas raras hace el amor. O mejor dicho nos hace cometer. Si te encontrás cantando un tema de Arjona yendo en el subte al laburo. Si te pones a escribir el nombre de él con diferentes letras y colores. Si pensás qué andará haciendo durante cada instante del día. SI revisas su estado de whatsapp y dejás abierta la foto de su avatar con tal de recordarlo más seguido, es que querida amiga “estás hasta las manos”.
Cupido lanzó una flecha- letal por cierto- para que tu corazón se abra a un nuevo momento de la vida: te enamoraste!!!
Palabra difíciles si las hay en el abecedario parafraseado del ser humano. Nunca se sabe en qué momento es más propicio para mencionarla. A ciencia cierta mucha gente dice “Te Quiero” como si fuera a comprar chicles al kiosco. Pero el “Te Amo”va en desventaja en el ranking de los sentimientos. Es un terreno hostil s
i se quiere decir. No es fácil decirlo y luego resistir al discurso decepcionante de “no siento lo mismo”, “dejemos todo como está”, y “es mejor para los dos”. ¿Es absurdo decirlo?¿ O es mejor callarlo y nunca saber las verdaderas intenciones del otro en la relación?
En psicología esto se llama “los supuestos subyacentes”. Momentos en los que pergeñamos planes sobre las actitudes y opiniones que los otros tienen hacia nosotras y casi siempre son 60% equívocas. Otras veces, nuestra mente tiene razón y se inventa historias con finales felices dignos de Hollywood para justificar nuestras ansiedades.

Es lamentable y patético a la vez. Tenemos lengua para hablar y expresarnos como queramos. No deberíamos esperar y dar por sentado todo lo que creemos que es así. Probablemente, la mochila de la duda la llevemos a cuestas toda nuestra vida aunque crezcamos en cuerpo, la mente será la misma. No la cambiamos. Creo que la clave está en perseguir nuestras metas y romper la barrera social que lo impide. Sólo nosotras podemos lograr ese cambio. Está en nuestra voz.