Te lo digo en la cara.
Sin muros.
Lo verbalizo.
Te expulso lo que siento.
Aquello que me hace mal de vos.
Eso que envidio de vos.
Sí, eso.
Tu propia medicina.
¿Te gusta?
Decime, ¿qué se siente que esa verdad llegue a tus oídos?
Herida sangrando.
¿Aún seguís creyendo que tus palabras se pierden en el viento?
¡No seas ilusa!
¡Reaccioná!
Ya sé, ¿te quedaste reflexionando si tenía razón, no?
Es en vano.
No se puede cambiar las formas.
Y mientras tanto, lucho contra Molinos de Viento.
Que hacen mi andar más lento, pero no por eso mis pisadas fuertes llegaran a destino.
No.
Eso creo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario